Quinto día de manifestaciones en Rumanía en una jornada trágica

Miles de ciudadanos inundaron hoy de nuevo las calles de Bucarest, por quinta día consecutiva, en una jornada trágica tras conocerse que fallecieron nueve heridos por el incendio de un club nocturno en la capital rumana, por lo que la cifra de víctimas aumentó a 41 personas.

Alrededor de 3.000 personas, sobre todo jóvenes, volvieron a congregarse en la emblemática Plaza Universitate de la capital rumana, por simbolizar la caída del comunismo en 1989, y otros miles de ciudadanos salieron a la calle en otras ciudades como Iasi, Cluj-Napoca y Timisoara para renovar una clase política a la que acusan de corrupta.

„No es suficiente la dimisión, que actúe la justicia” o „no negociamos con ladrones” se escucharon entre los cánticos de la multitud que exige un cambio real en la sociedad y pedir responsabilidades por el accidente, que se debió a irregularidades consentidas por la corrupción.

Precisamente hoy, se anunció la muerte de nueve personas, dos de ellas mientras las trasladaban a un hospital de la ciudad holandesa de Rotterdam.

Todavía hay más de cien personas hospitalizadas, de los que unas 40 de ellas se encuentran en estado crítico, señaló el secretario de Estado de Interior, Raed Arafat.

Un artefacto pirotécnico provocó el pasado 30 de octubre un incendio en el Club Colectiv, situado en una antigua fábrica de zapatos de la época comunista, durante un concierto de un grupo rumano de rock.

El establecimiento carecía de salidas de emergencia y había utilizado materiales inflamables para insonorizar, según las primeras investigaciones.

Los tres dueños del club nocturno, acusados de homicidio involuntario, fueron detenidos desde el pasado martes, después de que las autoridades comprobaran de que no disponían de las autorizaciones pertinentes para organizar conciertos y tampoco espectáculos pirotécnicos.

El alcalde del sector 4 de Bucarest donde se halla la discoteca, Cristian Popescu Piedone, fue arrestado provisionalmente por abuso de poder.

El primer ministro Victor Ponta, acusado de varios cargo de corrupción, presentó su dimisión el miércoles bajo la presión de las protestas.

A pesar de la salida de Ponta y su Gabinete, miles de rumanos reivindican la dimisión en bloque del Parlamento, pero también un cambio profundo en la sociedad y en la clase política.